lunes, 20 de octubre de 2008


"... sólo el cumplimiento desviado del encargo político, sólo la insubordinación que evita la literalidad del mensaje y la duplicación (peor y más primitiva) del discurso de la ideología, sólo la independencia formal, permiten alguna relación práctica del arte con la política”.

Sarlo, Beatriz, “La noche de las cámaras despiertas”,

en La máquina cultural, Ariel, 1998, p. 258.

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